www.armiarma.eus
idazleak eta idazlanak Herri literatura TESTUAK Corpus arakatzailea Klasikoen Gordailuari buruz



Eleisako zazpi sakramentuben ikasikizuna
Frai Bartolome
1819

      [liburua osorik RTF formatuan]
      [inprimitzeko bertsioa PDFn]
      [Literaturaren Zubitegia]

 

Bertsio elektroniko honen jatorria: Bizkaiko Foru Aldundia: Idazlan guztiak, Frai Bartolome Santa Teresa (Julen Urkizaren eta Luis Baraiazarraren edizioa), Euskaltzaindia / Bizkaiko Foru Aldundia, 2000

 

  hurrengoa

AL ILUSTRISIMO SEÑOR D. D. Atanasio de Puyal y Poveda, Obispo de Calahorra y la Calzada, del Consejo de S. M. Señor de Arnedillo...

 

        ILUSTRISIMO SEÑOR.

 

        Es más que justo que yo el menor de sus reconocidos capellanes consagre a V.S.I., Cabeza visible de esta grande diócesi, las pláticas catequísticas en el idioma bascongado sobre los siete sacramentos de la santa Madre Iglesia. Habiendo pues dedicado las del Decálogo al V. Clero del País Bascongado, en cuya gracia se dieron a luz y merecido particular atención de él y de V.S.I. aquellas, con la más rendida sumisión y sincero reconocimiento presento éstas a V.S.I., seguro de que la pastoral sombra de V.S.I. les sobrará, para que el público disimule sus defectos y produzcan los frutos que de ellas se esperan.

        No Dudamos, Ilustrísimo Señor, la elección de la divina Providencia en V.S.I. no sólo para arrancar y destruir los vicios y falsas preocupaciones que el enemigo de las tinieblas ha sembrado en la era pasada de horrores y de libertinage aun en el jardín más santo y católico, sino también para edificar y plantar las santas y sólidas virtudes en los corazones de sus obejas con la leche de la sana y evangélica doctrina. Esto es puntualmente, Ilustrísimo Señor, lo que los fieles, sus verdaderas obejas, esperan del ministerio pastoral de V.S.I.

        Ni esperaba menos seguramente de los progresos superiores, con que V.S.I. se distinguió en el estudio de la sagrada teología, madre de las verdaderas ciencias entre los alumnos y entre los maestros catedráticos de San Fulgencio de Murcia: El eminentísimo cardenal Lorenzana, Primado de las Españas y grande apreciador de la sólida virtud y de las letras cuando le eligió a V.S.I. para teólogo consultor suyo. El desinterés y exemplar edificación con que sirvió V.S.I. después el canonicato de San Isidro Real de Madrid; el infatigable celo y la alta prudencia con que desempeñó V.S.I. los sagrados deveres de teniente capellan mayor y auxiliar de nuestra Corte en tantos y tan climatéricos años para los ministros del santuario; y la constante y apostólica magnanimidad con que ha sostenido V.S.I. los sagrados derechos de los pastores de Jesucristo y la Religión de nuestros padres en el tiempo y circunstancias más temibles de su absoluta abolición con la dignidad y autoridad de gobernador del Arzobispo de Toledo, durante la mansión de la regencia del reyno en la ciudad de Cádiz; bien acreditan el alto concepto que formó el eminentísimo Lorenzana de la sólida virtud y consumada sabiduría de V.S.I.

        Nosotros, ¡gracias al Todo Poderoso! somos los que inmediatamente disfrutamos de los beneficios y paternales desvelos de V.S.I. ¿Qué otra cosa son las Stas. Misiones, que por mandato de V.S.I. se han predicado en toda la diócesi, hasta en las aldeas muy reducidas, sino el saludable pasto espiritual que el vigilante pastor dispensa a sus obejas? ¿Qué otra cosa son tantas y tan eficaces cartas pastorales que V.S.I. ha dirigido desde el momento de su ministerio apostólico en esta diócesi, ya al V. Clero en particular e ya a todos los fieles en común, sino luz, medicina y alimento de nuestras almas para corregir la relajación, mejorar las costumbres y poner el debido orden en la casa del Señor, y los frutos de la justicia y caridad en la tierra de los santos? ¿Qué otra cosa es lo que esperimentan los fieles de este vasto obispado en las santas e incansables visitas de V.S.I. con tan quebrada salud, sino silvos amorosos de su pastor, enseñanza evangélica de su maestro, voces caritativas de su padre, limosnas liberales de su bienhechor y justos mandatos de su vigilante prelado? Se oye con justo agradecimiento a V.S.I. que muchas doncellas han abrazado el claustro con las limosnas de V.S.I., que las viudas y los huérfanos le tienen por su amparo, que los pobres y los mendigos por su refugio, que las comunidades religiosas por su devoto bienhechor, y que todos por su justo y benéfico padre y pastor.

        ¿A dónde pues yo, pobre de mí, puedo acogerme con mis pláticas bascongadas, corto trabajo de mis verdaderos anhelos, en obsequio de los señores curas y de los fieles bascongados, compuestas para la necesaria y fundamental instrucción de todo fiel cristiano, sino a la sombra de V.S.I.? Yo no he hecho, Ilustrísimo Señor, en estas pláticas más que reunir a un orden predicable analático, claro y breve, en cuanto le es permitido al catequista, lo que es propio, urgente y necesario a la gente de mi País, que casi toda ella vive de trabajo de manos en las montañas, como V.S.I. la ha visto en sus santas visitas, teniendo siempre a la mano el dogma de la sagrada teología y el Catecismo Romano. Me he desviado con todo estudio de las materias abstraídas y opinables. He cargado la mano sobre los abusos, ignorancias o relajaciones más com[u]nes y más difíciles de corregir, después de explicar la verdadera doctrina de cada materia. Sólo resta, Ilustrísimo Señor, para que el cielo bendiga estas sencillas pláticas, las riegue y fecunde la divina gracia, y produzcan copiosos frutos en las almas de sus oyentes, las admita V.S.I. bajo su apostólica protección.

        Carmen Descalzo de Marquina 13 de Agosto de 1819.

        B.L.M. de V.S.I.

        su humilde y rendido Capellán

Fr. Bartolomé de Santa Teresa.

 

  hurrengoa